NO DA LO MISMO: FENASENF INSISTE EN ELECCIÓN ADECUADA DE MASCARILLAS

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El uso de mascarillas para el control de infecciones respiratorias no es nuevo. Si bien la pandemia de Covid las ha puesto en la primera línea del cuidado, su diseño como tal ya se conocía a principios del siglo XX gracias al trabajo del Dr. Wu Lien-teh, epidemiólogo, quien logró demostrar su irrefutable eficacia al controlar la “plaga de Manchuria”. Sin embargo, su calidad y uso adecuado son factores claves, que deben ser considerados al elegir una: cualquier mascarilla NO sirve para protegernos contra el Covid.

Al respecto, José Luis Espinoza, presidente de FENASENF recuerda que “es muy importante asimilar que el Covid no se transmite sólo por gotitas, sino por aerosoles, que son micro gotitas invisibles al ojo humano, y en ese sentido, es fundamental el tipo de mascarilla que vamos usar y dónde la usaremos”.

Pero ¿cuál es el control de calidad de este artículo en Chile? ¿Cuán eficaces son las disponibles en el mercado, desde las que venden en la calle por cientos hasta las que ofrecen por internet y/o tiendas establecidas? Que una mascarilla proteja eficientemente de los contagios, depende de tres elementos: ajuste, filtración y respirabilidad (si es confortable el inhalar y exhalar).

Y ¿cuál y dónde?

Las mascarillas N95 y KN95 son recomendadas para uso en contextos médicos no quirúrgicos y en minería (en tiempos de normalidad), y también se usan en prevención de enfermedades trasmitidas por aerosoles ej: tuberculosis, sarampión, varicela, entre otras. Las quirúrgicas en contextos quirúrgicos, industria agroalimentaria, atención a público y en ambientes cerrados (no en contexto Covid).

“Es fundamental distinguir que el contexto es demasiado importante, porque un ambiente cerrado sin ventilación nos exige usar una mascarilla de muy buena calidad, en tanto el aire libre nos permite un poco más de flexibilidad en ese sentido. En esa misma línea se debe entender que las mascarillas de tela común, a las que se le daba un uso “más doméstico” ya no sirven. Así lo ha demostrado la evidencia científica después de más de un año en pandemia. Todos y todas deberíamos usar mascarillas de al menos 3 capas. Lo ideal sería tener mascarillas N95 o KN95, pero como no es posible por un tema de costos, ya que son más caras, si sólo cuentas con una mascarilla quirúrgica y te expondrás a un ambiente cerrado, ponte dos, pero es necesario advertir que esta acción también aumenta la humedad de la primera mascarilla””, explica Gloria Díaz.

“Este tipo de mascarillas deberían ser priorizadas para los ambientes sanitarios cerrados ya que es donde existe mayor riesgo dado la concentración de pacientes contagiados. Idealmente todos deberíamos usar mascarillas N95 o KN95 certificadas, sin embargo en espacios abiertos es aconsejable usar mascarilla quirúrgica de 3 pliegues, siempre y cuando esté debidamente certificada”, agrega José Luis Espinoza.

Certificadas, vida útil y ajuste

Otro punto fundamental es cada cuánto tiempo hay que reemplazarlas. En pruebas de  laboratorio, se ha comprobado que un rango de 3 horas es el máximo tiempo de uso. Pero se debe cambiar antes si se humedecen o se hace cansador inhalar y exhalar, ya que en ese momento, dejan de filtrar. “Es muy importante recordar que las mascarillas tienen un tiempo de vida útil. Las quirúrgicas (las que tienen 3 pliegues), por ejemplo, que son las de uso más común por la población, tienen un tiempo de eficacia hasta 3 o 4 horas cómo máximo, siempre y cuando no se hayan humedecido. Pasado ese tiempo deben eliminarse. Las N95 y las KN95, proyectan una eficacia hasta 11 horas, también, siempre y cuando no se hayan humedecido”, precisa Gloria Díaz de FENASENF.

El ajuste, o sello, es la característica de adaptabilidad de la mascarilla al rostro de cada persona, y determina también la filtración. La mascarilla debe calzar de tal forma que no haya espacios de fuga en la cara, especialmente en nariz, mejilla y mentón, para evitar el contagio por aerosoles. Las que tienen un alambre en la nariz, como las quirúrgicas, evitan que el aire se escape por la parte superior de la mascarilla, pero tienen una desventaja: muchas dejan espacios abiertos. Usar una de tela sobre ella puede permitir un ajuste más apretado y agregar una capa adicional de filtración. Cabe señalar que las mascarillas quirúrgicas no son consideradas EPP[1].

No todas las mascarillas disponibles en el mercado son certificadas, por lo que la probabilidad de usar una que no cuente con certificación es alta.

La reglamentación vigente establece que los EPP utilizados en los lugares de trabajo

deben ser de calidad certificada. El Instituto de Salud Púbica (ISP) es el encargado de autorizar a las entidades certificadoras a nivel nacional (Certificación Nacional). Del mismo modo, y ante la inexistencia de entidades certificadoras nacionales para los productos de origen extranjero, el ISP debe controlar la calidad mediante el reconocimiento de la certificación de origen de los EPP (Registro de Fabricantes e Importadores de Elementos de Protección Personal).

Para conocer el listado de entidades certificadoras autorizadas por el ISP y sus alcances de certificación, se puede consultar el siguiente link: http://www.ispch.cl/saludocupacional/epp

Por tanto, y a la luz de la evidencia disponible, cualquier mascarilla no da lo mismo y las de género, de confección doméstica, deben ser evitadas.

[1] Respuestas a Consultas Frecuentes sobre EPP respecto a la pandemia mundial por Covid-19 v4 05.08.2020.pdf

 

[1] Respuestas a Consultas Frecuentes sobre EPP respecto a la pandemia mundial por Covid-19 v4 05.08.2020.pdf

https://www.ispch.cl/sites/default/files/