“EL SUICIDIO ES UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA QUE EXIGE ATENCIÓN INTEGRAL”

Opinión

Sabemos que el suicidio es un tema complejo y delicado que involucra múltiples dimensiones, incluidas las psicológicas, sociales, culturales y biológicas. Sus causas son múltiples y complejas, involucrando factores individuales, familiares y sociales.

El suicidio a menudo se relaciona con trastornos de salud mental como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia. Estos trastornos afectan profundamente la capacidad de una persona para lidiar con el estrés, las emociones y las situaciones difíciles, haciendo que la idea del suicidio pueda parecer la única salida viable ante el sufrimiento, el sufrimiento del alma.

Sin embargo, reducir el suicidio exclusivamente a problemas psicológicos individuales sería simplificar en exceso el fenómeno. Factores sociales y económicos, como la pobreza, el desempleo, el aislamiento social, la discriminación y los conflictos familiares, también juegan un papel crucial.

Todo esto parece muy lógico desde la perspectiva profesional, no obstante, es muy diferente cuando lo vives de cerca, en lo personal, como paciente o con un familiar directo.

Lidiar con este sufrimiento, donde la vida se vuelve cuesta arriba, en el momento en que no ves otra salida que el terminar derechamente con tu vida, interpretando que con tu muerte incluso podrías liberar a tus cercanos, es sin duda difícil. Porque además, visto desde afuera, quien está en dicho sufrimiento, es visto como envuelto en una especie de  “niebla mental“. Pero cuando lo vives como familiar cercano, es también complejo, dado que la persona con ideación o con intento suicida no se da cuenta de lo que provoca en sus cercanos, el daño que genera en sus seres queridos directos. El miedo a que se auto infrinja lesiones, que haga algo de lo que se pueda arrepentir, el cuestionarse si como familiar estaré haciendo lo suficiente, o la impotencia de no hacer más, es una constante y también comienzas a ser parte de una serie de conflictos que también enferma al entorno.

La luz de salida, no se ve con una acción particular, reducirlo solo a un control con especialista y la adherencia al tratamiento farmacológico, es no entender lo complejo de la situación. Es más bien un conjunto de medidas, que nacen desde lo personal, de querer avanzar en su solución y del apoyo familiar, y por qué no decirlo de los recursos económicos disponibles. Lo más importante es una terapia intensiva, integral y profunda para poder sanar esas heridas de la mente y el corazón.

No podemos dejar de reconocer un gran problema: la salud mental en nuestro país es extremadamente costosa. Y finalmente de la red social y del sistema de salud no es capaz de dar respuesta a todas las necesidades psicosociales de las personas y familias. Se necesita de parte del Estado mayor trabajo en la prevención y en el abordaje del problema. Es urgente reconocer que el suicidio es un problema de salud pública y que exige atención integral.

Por último, desde mi experiencia personal, puedo entregar un mensaje: Como familia, amigo o cercano a una persona afectada, debemos ver el suicidio, el intento y la ideación suicida desde la empatía, intentando entender el sufrimiento de la persona, de manera integral y con esa complejidad asociada. Nunca desde la culpa ni de la recriminación hacia quien lo sufre, ni tampoco responsabilizando al familiar por no hacer lo suficiente. Fortalecer las redes de apoyo, buscar asistencia profesional y cobijarse en el amor.