Riesgos Biológicos: La batalla silenciosa que están dando las enfermeras en Chile

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En los pasillos de los hospitales, en los laboratorios, en el transporte de muestras y hasta en los campos agrícolas, hay una amenaza invisible que rara vez ocupa los titulares: los riesgos biológicos. Virus, bacterias, hongos y parásitos no distinguen fronteras y representan un peligro constante para quienes trabajan en contacto con ellos. Sin embargo, en Chile, la regulación sobre este tipo de riesgos aún tiene enormes vacíos 

Conversamos con José Luis Espinoza, presidente de FENASENF, quien nos explicó por qué este tema debería estar en el centro del debate en seguridad laboral y qué se está haciendo para cambiar el panorama.

Un enemigo sin regulación

“La exposición a riesgos biológicos no está regulada en ningún país”, explica Espinoza, dejando en claro el nivel de desprotección en el que se encuentran las y los trabajadores. En el caso del personal de salud, la situación es aún más crítica: los hospitales concentran algunos de los microorganismos más agresivos para la salud humana, y el contacto con ellos es parte del día a día de enfermeras y enfermeros.

Pero no es solo un problema del sector salud. Espinoza menciona ejemplos concretos: trabajadores agrícolas expuestos a la toxina de la araña del trigo, personal en regiones con brotes endémicos de chagas por picadura de  vinchuca y aquellos que transportan mercancías entre países y continentes, arriesgándose a enfermedades desconocidas.

“Después de la pandemia quedó claro que el espacio laboral puede ser el principal foco de contagio. Pasó con el COVID-19, pero también con la tuberculosis y otras enfermedades que están ahí y que no siempre se visibilizan”, enfatiza el enfermero.

El desafío de la regulación internacional

El 2024, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) puso el tema sobre la mesa en la discusión de la convención internacional del trabajo en el 2024, dejando abierta la posibilidad de que en 2025 se vote un nuevo convenio internacional que establezca estándares de protección para el mundo del trabajo global.

En Chile, sin embargo, al no ser un convenio oficial “No hay una iniciativa para ratificar aún, estamos en la fase de observaciones” para la próxima convención internacional, aclara Espinoza. Pero que el país avance en la discusión es clave, ya que permitiría reconocer el contagio de un microorganismo como enfermedad profesional en el entorno laboral, un paso fundamental para la protección de las y los trabajadores expuestos.

El rol del Consejo Superior Laboral

Aquí es donde entra en juego el Consejo Superior Laboral, el espacio tripartito donde el Gobierno, los empleadores y las organizaciones de trabajadores debaten este tipo de materias. Actualmente, el consejo está analizando las observaciones de la OIT y viendo cómo se ajustan a la realidad chilena.

Espinoza reconoce que hay avances, pero que aún queda mucho por hacer. “En nuestro país, el riesgo biológico no está considerado en la legislación, y si bien hay criterios que permiten abordar el tema con criterios de accidente laboral, no hay una norma clara que lo respalde”, explica.

Para las enfermeras y enfermeros, este es un debate de vida o muerte. La pandemia lo dejó en evidencia: el personal de salud fue la primera línea, expuesto a contagios y en muchos casos, con consecuencias graves. Que se avance en la regulación de los riesgos biológicos no es solo un acto de justicia, sino una necesidad urgente para garantizar su protección.

Un camino aún en construcción

El 2025 será un año clave para este tema. Si el convenio internacional es aprobado, Chile deberá definir su postura y decidir si avanza en la ratificación. Mientras tanto, las y los trabajadores de la salud seguirán empujando para que esta batalla silenciosa no quede fuera de la agenda.

“Si logramos que se reconozca este riesgo y que haya políticas de prevención claras, será un gran avance. No podemos seguir normalizando que enfermarse por un peligro biológico en el trabajo sea parte del costo de la profesión”, cierra Espinoza.