Mujeres Destacadas: Carmen Gloria Busch, enfermera y escritora

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Cuando la pandemia obligó al mundo a detenerse, Carmen Gloria Busch sintió que era el momento de comenzar a escribir. Después de décadas de servicio como enfermera infantil, revivió en papel las historias que marcaron su vida. “Esa relación con los niños me rondaba, en especial la nostalgia y las numerosas vivencias que compartí con ellos. Siempre tuve la convicción de que fueron ellos los verdaderos protagonistas de mi quehacer”, confiesa.

Graduada de la Universidad de Concepción en 1976, su camino en la enfermería comenzó en un contexto difícil: escasez laboral, un sistema de salud sobrecargado y el desafío personal de ser madre primeriza mientras iniciaba su carrera. “Me recibí embarazada de siete meses y, curiosamente, creo que eso me ayudó a encontrar trabajo en un hospital pediátrico, como siempre lo había soñado. Pero no fue fácil, tuve que dejar a mi hija de dos meses al cuidado de familiares”, recuerda.

Su vocación la llevó a formar parte del Hospital Luis Calvo Mackenna por más de 24 años, donde vivió un aprendizaje que define como “intenso y profundamente valioso”. Luego, su carrera la sumergió en la nefrología pediátrica, siendo parte del equipo pionero que instauró la diálisis infantil en Chile. “Fue un hito en la medicina del país. Trabajar en trasplantes, plasmaféresis, urodinamia y participar en investigaciones y congresos fue un desafío enorme, pero también una gran responsabilidad”, explica.

Con su retiro en 2014, llegó el momento de explorar otro talento: la escritura. Siempre había sido una lectora apasionada y amante del cine, pero no fue hasta el encierro de la pandemia que se atrevió a dar forma a sus propias historias. “Muchas enfermeras tienen talentos que quedan relegados por la exigencia de la profesión. La escritura para mí fue un puente entre mi vocación y mi lado creativo”, comenta.

Hoy, observa con satisfacción cómo la comunidad ha ido comprendiendo mejor el rol esencial de las enfermeras en la atención de salud. “Se dan cuenta de que somos nosotras quienes estamos a cargo del paciente de manera directa, coordinando tratamientos, liderando equipos y siendo el nexo entre médicos y familias. Pero también somos mujeres, madres, hijas y cuidadoras, y esa carga muchas veces nos deja sin espacio para nuestros propios sueños”, reflexiona.

Sin embargo, su mensaje es claro: hay que atreverse. “Los sueños pueden parecer lejanos en los momentos de mayor exigencia laboral, pero si uno se acerca a los espacios y personas correctas, lo demás se va dando solo”, aconseja.

En este Mes de la Mujer, destacamos su historia como un ejemplo de inspiración. Porque ser enfermera es sanar, pero también es contar, compartir y construir memoria. Y su legado sigue vivo, en cada paciente, en cada página escrita. 

 

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