CHAGAS: AMENAZA LATENTE

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La Enfermedad de Chagas, también conocida como Tripanosomiasis americana, debe su nombre al Dr. Carlos Chagas, médico salubrista brasileño que la descubrió en 1909. Es una zoonosis endémica en América, causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi. Se transmite a los seres humanos mediante la picadura del insecto conocido como Vinchuca. Inicialmente era una enfermedad propia de zonas rurales, pero la movilidad de la población y  los procesos de urbanización han hecho que también se encuentren personas afectadas en zonas urbanas y fuera de las consideradas endémicas.

En Chile, la Enfermedad de Chagas es una patología sujeta a vigilancia obligatoria, cuya notificación debe ser hecha a la Autoridad Sanitaria a través del sistema informático Epivigila. En el caso de etapa crónica la notificación debe realizarse dentro de las 24 horas de confirmado el diagnóstico, mientras que en la fase aguda debe ser inmediata. El propósito de esta vigilancia es recabar información que permita diseñar estrategias de prevención para cortar la cadena de transmisión e intervenciones terapéuticas, que entreguen tratamiento y asistencia oportuna al paciente.

Se trata de una enfermedad que parece olvidada o incluso extinta, sin embargo sigue provocando complicaciones de salud a un porcentaje no menor de la población. “Ha sido considerada como una enfermedad desatendida, pero en base a un este estudio en que participó la seremi de salud de nuestra región, hay planes de mejora para pacientes con este diagnóstico”, comenta  Pamela Valdivia, Enfermera Encargada del Programa de Prevención y Control de la Enfermedad de Chagas, del Hospital San Pablo de Coquimbo, ubicado en una de las regiones con más alta incidencia de esta enfermedad.

Una publicación de la Revista Chilena de Infectología Scielo, da cuenta que “el último informe epidemiológico publicado en Chile sobre la enfermedad de Chagas señala que la tasa de casos notificados ha aumentado en 10% entre los años 2016 y 2017 en el país, en especial en los mayores de 60 años. Las tasas más altas se observaron en la Región de Coquimbo, a que presenta una tasa de 52,12 por 100 mil habitante el año 2017, con un aumento de 43,14% comparada con el año 2016”

“Hay personas que normalizan esta enfermedad, sobre todo en zonas rurales, porque dicen que toda su familia ha muerto por enfermedades derivadas de la picadura de la vinchuca”, agrega Pamela Valdivia. Por eso nuestra labor es tan importante, ya que debemos informar, educar y guiar.

“Ocurre que las personas pueden pasar 20 a 30 años sin saber que están infectados y se le descubre la enfermedad, producto de síntomas cardíacos o respiratorios, cuando ya es crónica. Si es detectada antes, en lo que llamamos fase aguda, podemos realizar una mejor intervención, por eso existe hoy un control exhaustivo en este sentido, por ejemplo con las mujeres embarazadas y recién nacidos”, asegura la enfermera Pamela Valdivia, quien agrega que desde su responsabilidad en el cuidar, invita a la gente a que ellos mismos también soliciten a su médico el examen, porque el diagnóstico a tiempo marca una gran diferencia para el futuro.