
“EL RIESGO DE BURNOUT PARA QUIENES SE QUEDEN ES TREMENDO”
El 78% de los profesionales de enfermería que trabajan en la Urgencia del Hospital Intercultural de Nueva Imperial, son funcionarios/as que trabajan a honorarios y que fueron contratados producto de la Alerta Sanitaria por COVID19, la cual culmina este 31 de agosto.
Natacha Vidal Valencia es una de ellas, quien hoy siente la incertidumbre de no saber qué pasará con su trabajo, ni con la gran demanda de atención que hoy se vive en este centro de salud.
“Me parece tan injusto que estemos viviendo esto, no sabemos qué pasará con nosotras en un mes más. Acá nos avisaron que nuestras labores se terminan el 30 de septiembre y no existe más información. No se sabe si los contratos se puedan extender más. Lo dimos todo, estuvimos disponibles para cubrir turnos extras cuando fue necesario en medio de la pandemia. Trabajamos sin derecho a vacaciones ni licencias médicas”, comenta Natacha. Su sentir es el de 15 mil funcionarios de la salud, a honorarios, que hoy esperan estar entre los 6 mil elegidos para seguir hasta fin de año, en los distintos establecimientos de salud pública de nuestro país.
“Es triste sentir que competimos con nuestro/a colega de al lado, porque sólo algunos se quedarán, a pesar de que el hospital esté ocupando todos los recursos a su alcance, por lo cual estoy muy agradecida, pero sabemos que el problema es a nivel central. Lo más terrible es que no sabemos cómo enfrentarán la situación que hoy se vive en el hospital, quienes deban quedarse. Actualmente la demanda de atención en urgencia, donde yo trabajo, no es menor al periodo álgido del COVID, porque ahora estamos recibiendo a todos esos pacientes descompensados que no fueron atendidos por la pandemia, y simplemente quienes continúen no darán abasto y el riesgo de burnout es tremendo”, asegura Natacha, quien además recuerda el estrés vivido en pandemia, con pacientes intubados en la urgencia y otros esperando en la ambulancia una cama disponible. Ella explica que en ese momento toda la atención era para usuarios que llegaban graves por motivo del contagio del virus SARS-CoV-2. El miedo a contagiarse, enfermar grave y morir, era el temor con el que convivían a diario. Hoy son muy pocos los que llegan a urgencia por esta causa y sin duda, ese miedo ha ido desapareciendo, sin embargo, la demanda de atención sigue siendo altísima y el estrés en los trabajadores/as sigue presente. “La sobrecarga laboral actual es grande, pero igual logramos hacer bien nuestro trabajo y sacar el turno. Estamos expuestos a maltratos de pacientes y familiares, amenazas, sin mencionar que la salud mental hoy es una nueva enfermedad de salud pública y la gente se enoja mucho por la espera. Pero esto será peor cuando todos los honorarios debamos irnos, porque si ya es difícil dar abasto con el recurso humano existente, la situación simplemente después será insostenible. Hoy mi principal sentimiento es de frustración y angustia. Pido que el Ministerio de Salud se ponga la camiseta por aquellos que dimos la vida durante la pandemia, que nos otorguen una oportunidad de tener un trabajo digno. Antes nos rogaban que viniéramos a trabajar, en medio de la pandemia, hoy somos sólo un número más, no quiero ser eso, ni ninguno de mis compañeros”, concluye Natacha Vidal, enfermera del Hospital de Nueva Imperial.