Gloria Díaz, Presidenta Asenf Viña: “El contraste entre la catástrofe y la esperanza, el buen ánimo, es realmente impactante”
Conversamos con Gloria Díaz, Presidenta de la Asenf Viña del Mar y directora ejecutiva de FENASENF, quien enfrentó uno de los momentos más complejos de su vida, tanto en lo profesional como en lo humano, debido a los incendios que afectaron la región de Valparaíso, el segundo siniestro más mortífero del siglo en el mundo.
Emocionada y nostálgica, recuerda cómo la tarde del 4 de febrero, comenzó lo impensado. “Veía el fuego en el cerro que está al lado de mi casa. Pensaba en mis hijos, en cómo contenerlos y ser lo más práctica posible para no traspasarles mis propios medios. Una actúa como autómata en ese momento, pero después viene el encuentro con la realidad, que en este caso ha sido de las peores tragedias que hemos enfrentado en Chile”.
Vivió ese fin de semana en alerta constante, ya que desde que se desató la tragedia, ella y su familia tuvieron muchas alertas de evacuación. Desde su casa monitoreó desde el primer momento lo que pasaba en el Hospital Gustavo Fricke – donde trabaja- , en coordinación con su compañero Matías Lazo, de quien comenta: “Su trabajo fue clave. Gracias a su compromiso y claridad para enfrentar la emergencia, logramos la coordinación necesaria para dar respuesta a las múltiples demandas”. Gloria pudo llegar al recinto el lunes 5 a las 8 am. La alerta en torno a su vivienda había bajado.
“Desde el primer momento hubo una muy buena respuesta de los funcionarios y funcionarias, pese a que ese viernes 2, hubo mucha gente de turno que se tuvo que quedar y otra que no pudo llegar. Muchas colegas no pudieron llegar a sus casas porque los accesos estaban colapsados o se estaban incendiando. No supieron de sus hijos y familias durante horas y esa noche durmieron en casas de compañerxs o conocidxs. Destaco el trabajo de todos y todas las integrantes de los equipos de salud, lo que hizo que la red que estaba muy tensionada pudo responder a las demandas esenciales. También las autoridades respondieron, aun cuando nunca habían enfrentado una tragedia como ésta. Se hizo una alianza estratégica con el consultorio Marcos Maldonado, que está al lado de nuestro hospital. Eso permitió que ellos atendieran las urgencias de menos complejidad”, recuerda. Las urgencias más ocurrentes fueron traumatismos, quemaduras y asfixias.
Hubo 84 funcionarios del Hospital Gustavo Fricke que sufrieron pérdida total y 13 evacuados. Desde el IST se prestó apoyo psicosocial tanto a quienes fueron víctimas, como a quienes dieron las primeras atenciones. “Los equipos estaban trabajando a su capacidad máxima y con un estrés tremendo por la urgencia. Claramente eso va a dejar secuelas sicológicas, por lo que es un tema que nos preocupa y al cual estamos atento/as”, comenta.
¿Qué fue lo más complejo, lo que no funcionó?
La derivación de pacientes. Llegó mucha gente con heridas, a quienes se les dio una primera atención y se fueron. Lamentablemente a esas personas no se les ha podido hacer seguimiento. Sólo una ellas volvió para ver su evolución. No hay una coordinación entre la APS – que también está sobrepasada- con el mundo intrahospitalario. También se nos quemaron 2 ambulancias, que si bien no tenían la mayor tecnología, nos servían para realizar traslados. Afortunadamente el Servicio de Salud O’Higgins nos pasó 5 en comodato. También han venido funcionario/as de Los Ríos, de Arica y la Región Metropolitana para apoyarnos en terreno.
Todo este tiempo has estado trabajando en terreno también ¿Qué ha sido lo más impactante?
Son muchas cosas… Llegar a zonas como El Olivar donde ves que el fuego arrasó con todo y hay una casa en el medio, que se salvó. También en Villa Independencia, donde las casas son de construcción más sólida y la destrucción es masiva. Lamentablemente está el prejuicio de que al ser casas de mejores materiales, quienes viven ahí no necesitarían ayuda. Mal, porque eso retrasó que ésta llegara. Es impresionante ver el nivel de destrucción, que contrasta con el ánimo y coraje de quienes perdieron todo; y que agradecen todo el cariño que se puede traducir en una manzana o una colación. Nosotros estamos haciendo catastros pero además les damos contención y eso lo agradecen demasiado. Son capaces de reírse, a pesar de todo. Están trabajando activamente de forma colaborativa y ese colectivo funciona ¡Además son solidarios! Si les das a alguien una colación, por ejemplo, te puede decir que hay gente que la necesita más, que la llevemos a otras personas. También están muy preocupados de quienes los ayudamos, de que estemos bien. El contrastes entre la catástrofe y la esperanza, el buen ánimo, es realmente impactante. Como trabajadores de la salud convivimos con el dolor, sin embargo ver cómo pasaban ante nosotros muchos autos de la Labocar, que trasladaban cuerpos encontrados es sobrecogedor, y a todos y todas quienes estuvimos y estamos en las labores de ayuda, costará mucho que se nos olviden.
¿Qué es lo que debe mejorar y cambiar para evitar una tragedia de esta magnitud?
En primer lugar: las vías de evacuación. Deben estar claramente identificadas, debe existir un plan de evacuación efectivo, que ahora sabemos no estaba actualizado. También deben revisar las alertas SAE, porque abarcan demasiado radio. Tuvimos muchas de esas alarmas y el peligro estaba en zonas alejadas. La tragedia fue tan grande, que quizás nada hubiese funcionado, pero al menos, debe existir un protocolo mínimo para escapar en caso de emergencia. Como familia no sabíamos a dónde ir porque Viña se estaba quemando por todos lados.
En lo personal ¿Cuál es tu reflexión?
Nunca había vivido una catástrofe tan de cerca con esa sensación de vulnerabilidad tan grande. Pensar que estás en riesgo de perder todo lo que has construido hace años y hasta incluso, perder la vida de quienes amas, es tremendo. Todo eso genera un trauma y es por eso que todas las personas que han pasado por algo así, deben tener apoyo psicológico, contención emocional. No hay palabras para expresar el nivel de angustia que uno puede tener, aun cuando te hayas salvado. Quienes somos de clase media no tenemos 2 o 3 casas. Soy profesional, sin embargo todo lo que tengo lo he logrado con mucho esfuerzo. Y no hablo solo de lo material. No dejas atrás una casa, una construcción. Dejas atrás tus recuerdos, el lugar donde tus hijos dieron sus primeros pasos, donde hicieron sus primeras gracias, donde pasaste alegrías con amigos, donde celebraste cumpleaños, donde reíste, pasaste rabia, lloraste, donde te cobijas cuando te sientes mal…..y eso de un momento a otro, puede que ya nunca más esté.
Magaly Miranda, Vicepresidenta de FENASENF, quien también ha estado replegada en la zona, dice que “como federación fue necesario orientar el apoyo espontáneo de las asenfs porque muchas querían asistir y apoyar en terreno, pero eso físicamente es imposible. Hemos estado realizando una coordinación general de apoyo de acuerdo a los catastros que recibimos de las Asenf Viña, Valparaíso, Quilpué y Quillota, lo que ha generado iniciativas de apoyo de corto, mediano y largo plazo. También hemos activado nexos con la APS, pues la salud municipal tiene el rol de responder a la necesidad sanitaria de la comunidad, apoyando iniciativas de voluntariado y campañas. En ese sentido, FENASENF pretende colaborar en cubrir las necesidades de cuidados en salud de las perdonas afectadas. Quiero destacar también a todos los equipos de salud, en especial a las y los colegas que desde el día uno han estado trabajando en la zona. Aun cuando muchos han vivido una situación personal compleja, algunos con potencial pérdida total de sus enceres, nunca abandonaron sus puestos de trabajo. Esa capacidad humana, solidaria y de resiliencia es algo que debemos observar y rescatar como país.”