LACTANDO EN PANDEMIA, SIN FALLAR EN EL INTENTO

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Amamantar: la difícil tarea para las madres

que deben retornar a sus trabajos presenciales en medio de la pandemia.

Para la mayoría de las mujeres el periodo de lactancia puede ser quizás el  de mayor apego con sus hijos e hijas, un momento para disfrutar con tranquilidad y que hoy puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para muchas. Esto porque, aunque el Gobierno ha definido algunos mecanismos en beneficio de la lactancia y cuidado infantil, no todas las madres pueden tomar la decisión de quedarse en casa con sus recién nacidos, por diversos factores. Pero cuando la salida al trabajo presencial además significa ausentarse por más de 24 horas continuas, la situación es todavía más compleja y afecta no sólo al menor, sino también el estado emocional de su madre.

Es la situación que viven las enfermeras Javiera Cortés (Hospital San Borja Arriarán) y Estephanie Olave (Hospital El Carmen de Maipú). Ambas debieron retornar a sus labores, en turnos de 24 horas, ya que sus condiciones contractuales, no les permitían acceder al 100% de su remuneración habitual y se vieron obligadas a volver a trabajar.

Javiera, 29 años, enfermera de Gestión de Camas, con un hijo de 10 meses, ha logrado sortear la situación, gracias a sus redes familiares. Se extrae leche dependiendo de los tiempos posibles en medio de su jornada laboral, pero esta forma sin duda ha influido en la cantidad.

Estephanie, 35 años, se atrevió a intentar ser madre nuevamente, luego de perder a su primera hija a las pocas horas de nacida. Actualmente su niño tiene un año y dos meses. Ella se organiza con su marido, que también trabaja en salud y hasta el momento han logrado coordinar los turnos de tal manera que siempre esté uno de los dos disponibles para atender a su hijo. En un inicio volvió a trabajar en forma online, “en un principio según mandato de la Dirección por concepto de pandemia nos quedaríamos así hasta que mi hijo tuviera 2 años, pero por la gran demanda asistencial me pidieron volver en abril de este año. Mi hospital cuenta con sala cuna, pero sólo en horario diurno, no hay lactario para funcionarias, por lo que debía sacarme leche en la noche, mientras cenaba”, declara Estephanie Olave, enfermera de la Unidad Paciente Crítico, del Hospital El Carmen de Maipú, quien después de una presentación a la Contraloría General de la República (CGR) logró que le dieran un bono complementario para sala cuna. Algo que todavía no logra conseguir Javiera, del Hospital San Borja Arriarán.

Para ambas el regreso al trabajo fue difícil. La culpa que sentían era grande. “Yo me saco leche y congelo en bolsas estériles. Cuando recién volví la carga laboral era mucha. Preocuparme de extraer leche en medio de todo era muy agotador. Al principio tenía mucha más leche de la que tengo ahora. A veces me sacaba hasta 4 veces al día, ahora apenas una vez. Yo he intentado prolongar al máximo la lactancia, pero no sé hasta cuando podré seguir así”, comenta Javiera.

Ambas reconocen que la lactancia es un proceso muy especial, pero a la vez agotador, en especial en la situación que están viviendo, con turnos de 24 horas. Aseguran que ellas no ven una real protección para los niños ni para el proceso de amamantamiento, tan importante en la etapa de vida de sus hijos.

“Ha sido súper frustrante. Siento culpa por dejar a mi hijo y rabia por sentirme obligada a esto. Se suponía que esta licencia preventiva parental era para cuidar a los niños y no exponerlos, pero si yo hubiera optado por la extensión del post natal, la disminución de mi sueldo sería de un tercio. Si no tuviera a mi mamá que puede ayudarme en el cuidado de mi hijo, no sé qué habría hecho”, agrega Javiera Cortés, del H. San Borja.

El caso de Estephanie fue parecido. “Al saber que me descontarían parte del sueldo no me quedó más opción que volver. Al principio fue horrible, esa sensación de retornar a trabajar y rogar a Dios de no llegar con COVID a la casa, fue muy angustiante. Ahora estoy un poco más tranquila, intentando seguir con la lactancia, pero la incertidumbre se mantiene”.

Por su parte, la directora ejecutiva de Fenasenf, Gloria Díaz, comentó al respecto que la Federación y sus Asociaciones están trabajando para que se mejoren las condiciones de las madres trabajadoras. Reconoce que se ha avanzado, pero poco y lentamente. “Creemos que esta situación, donde la maternidad es castigada, corresponde a que seguimos en un modelo androcentrista, donde los hospitales fueron construidos y diseñados por hombres, que no piensan en el proceso reproductivo de la mujer. En la mayoría de los Servicios de Salud no están instauradas las ‘Mesas de Género’ y esto impide que las demandas de las funcionarias sean canalizadas oportunamente, dejando de lado la posibilidad de contar con lactarios para las trabajadoras en los hospitales, explicó enfáticamente la dirigenta, quien además agregó que “como Federación estamos convencidos que proteger la lactancia materna es una tarea de todos y todas, donde cada uno puede apoyar de diversas maneras al binomio madre-hijo/a”.