VOCACIÓN MÁS ALLÁ DE LA PROFESIÓN: LA EXPERIENCIA DE UNA ENFERMERA EN ZONA DE CASTASTROFE

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Fernanda López, (29) enfermera en el Hospital de Curicó y socia de la ASENF local, se sentía consternada e impotente al ver las imágenes de lo que ocurría en Licantén, cuando hace algunas semanas el río Mataquito se desbordó, producto de las intensas lluvias. No podía evitar las lágrimas al ver el hospital donde había trabajado, simplemente bajo el agua y al saber que dos de las tres casas donde ella había vivido se inundaron completamente. Sin dudarlo un momento, aprovechó sus días libres y se trasladó a la zona a ofrecer su ayuda en forma voluntaria, tal como lo había hecho en Haití hace algunos años, a través de la Fundación América Solidaria.

“En Licantén todos se conocen, yo conocía a toda la gente que veía en las noticias y que estaban afectadas, por eso fui a ver en qué podía colaborar. Cuando el director del hospital me vio, me dijo de inmediato que necesitaba de mi ayuda, ya que conocía la zona y su gente. “Él gestionó una comisión de servicio por un mes. Y por supuesto yo acepté, había mucho por hacer y siguen existiendo muchas necesidades” manifiesta Fernanda, quien comenzó colocando las vacunas que por la catástrofe se hacían necesarias. “La de Influenza se amplió a toda la población y producto del riesgo existente por el contacto con aguas servidas, cosas oxidadas y barro contaminado también se inoculó contra la hepatitis A y el tétano”, agregó.

““Me pidieron que me hiciera cargo del programa infantil y de la coordinación de prestaciones médicas y con otros profesionales. Así comencé a recorrer la zona y no podía creer lo que veía. Este es un sector con mucha vulnerabilidad, pero ahora la situación ha empeorado. La mayoría de las familias debieron trasladarse a otras casas, como allegados, donde familiares o amigos. Los que pudieron volver a sus hogares no están en las mejores condiciones, ya que están viviendo en la humedad, con lo mínimo, porque perdieron todo”, comenta Fernanda, quien en terreno fue descubriendo las necesidades urgentes y se contactó con la educadora de párvulos del programa Crece Contigo para llevar pañales y toallas húmedas. También ha coordinado las visitas de otros profesionales y atenciones en el hospital de campaña que hoy existe en Licantén. “Visité a una familia donde la mamá no quería sacarle la ropita a su bebé de dos meses, por el miedo a que la humedad la enfermara. Yo cuento esto para que puedan dimensionar la situación. Nosotros nos trasladamos a los domicilios, por lo complejo que es trasladarse y porque además las condiciones en un hospital de campaña tampoco son ideales. La idea es que nosotros nos adaptemos a las condiciones de cada familia para darle mejor atención, por lo mismo llevamos todos los implementos que se necesitan, pero en casos como estos, la situación que están viviendo al interior de sus casas, algunas familias, es peor y es más adecuado atenderlas en el hospital”, comenta.

Ya queda poco tiempo para que su comisión de servicio termine. Han sido semanas intensas, donde además ha trabajado promoviendo la lactancia materna, pesquisando riesgo desnutrición, llamando a todas familias con hijos menores de 6 meses para consultar si existen síntomas respiratorios, etc. Un trabajo que apunta no sólo a prevenir que los efectos de las catástrofes se profundicen, sino también a acompañar y entregar contención a las familias que hoy lo están pasando mal, en esa comuna de la Región del Maule. unidad afectada por la catástrofe a pesar de las dificultades que se presentan de infraestructura y equipamiento, especialmente en el área infantil.

“Me voy con la tranquilidad de haber contribuido a mantener el funcionamiento del Hospital de Licantén, en el Centro de Salud Provisorio que se implementó transitoriamente en carpas. Me siento orgullosa y satisfecha del trabajo realizado durante este mes, siento que aporté en el proceso de continuar otorgando prestaciones a pesar de las dificultades que se presentan. Mi corazón está en paz al haber ayudado a familias con las que un día yo hice comunidad cuando vivía en Licantén”, concluyó Fernanda.