PROGRAMA RNAO EN CHILE: DOS CASOS A TRES AÑOS DE SU LLEGADA
Seis fueron los hospitales pilotos que se seleccionaron en Chile para implementar el Programa RNAO desde el 2019. Este año el MINSAL anunció que esa cifra llegaría a 15. El plan es parte del convenio materializado en 2018 entre la cartera de Gobierno y la Asociación Profesional de Enfermeras Registradas en Ontario (Canadá), y busca establecer guías internacionales de procesos de enfermería basados en evidencia científica, que permitan aumentar la calidad de la atención de pacientes.
Entre los recintos pilotos se encuentra el Hospital Luis Calvo Mackenna de la Región Metropolitana y entre los segundos, el Hospital Regional Libertador Bernardo O’Higgins de Rancagua. Para conocer acerca de sus experiencias, conversamos con Paula Villablanca, Enfermera Coordinadora del Programa de Guías de Buenas Prácticas RNAO del HLCM y Paulina Vargas, Coordinadora del Programa RNAO del HRBO.
“No ha sido fácil, pero tampoco tan difícil”
Paula Villablanca, cuenta que el inicio de la implementación está a cargo de los champions o líderes clínicos, grupo inicial con el “que comenzamos a generar diversas líneas de acción en distintas áreas del hospital. En nuestro caso, son 3 las guías de trabajo que debemos poner en marcha: “Prevención de lesiones por presión” (2019), “Prevención de caídas” (2020) y este 2021 la guía de “Accesos vasculares””.
La encargada detalla que “a través de la capacitación de los líderes, los cuidados que están basados en la última evidencia se adaptan a la realidad local del paciente. En términos simples, se acerca a la práctica lo que está escrito como últimos avances, ya que muchas veces no hay tiempo para conocerlos, menos implementarlos por muchos factores, partiendo por los protocolos con los que cada unidad hospitalaria funciona. Es un trabajo que nace desde enfermería, pero con una proyección interdisciplinaria ya que debe alcanzar a todas las áreas clínicas”.
En lo concreto ¿Cuáles han sido los resultados del programa?
Una de las mejoras que hicimos fue en el acceso de insumos, algo que nosotros no teníamos, y que nos va a ayudar a prevenir lesiones por presión o las caídas, por ejemplo. Otro punto importante tiene relación con la organización de los equipos para que el paciente pueda tener el mejor cuidado. También, en la prevención de lesiones por presión, ya no sólo nos preocupamos de prevenir, sino que empezamos a ver el tratamiento y eso nos llevó a implementar un Comité de Heridas en el hospital. Esto implica ampliar una coordinación con otras áreas como medicina o nutrición. Ahí ves que el trabajo interdisciplinario. En el ámbito de las caídas analizamos cuales son los factores que de una u otra forma están incidiendo en que tengamos estos eventos adversos. En este caso el principal factor que hemos detectado tiene que ver con la educación, entonces la estamos fortaleciendo. Todo esto da cuenta del modo que se va trabajando, muy de acuerdo a lo que sucede día a día en el hospital.
Esta implementación “personalizada” a cada realidad es un factor muy interesante.
Sí creo que ese es el gran plus: adaptar las diferentes estrategias para que la mejor práctica llegue al paciente.
¿Cómo evalúa estos 3 años de trabajo?
No ha sido fácil, pero tampoco tan difícil. Al principio costó porque se trata de incorporar cambios y siempre hay resistencia a ellos. El objetivo es lograr la certificación como Centro comprometido con la Excelencia del Cuidado. Una vez lograda, que en nuestro caso debería ser el 2022, podemos ir sumando nuevas guías. Una vez que se acaba una, el proceso no termina porque la evidencia va cambiando, entonces debes estar actualizándote y perfeccionando permanentemente. En nuestro caso, al ser hospital anfitrión, la certificación la entrega el MINSAL o RNAO, mediante la verificación de que todo lo que se ha informado esté funcionando bien en la práctica.
Estandarizar cuidados en todos los servicios
En junio de este año, el principal centro de atención hospitalaria de la VI región fue aceptado en el programa. Paulina Vargas, relata que luego de pasar la etapa de capacitación, “ya estamos realizando las primeras tareas, como levantar el protocolo de brechas (lo que está implementado y puede mejorarse, lo que falta y debe implementarse) y trabajar en la primera guía, que es la de “Prevención de lesiones por presión”.
¿Que los motivó a integrarse?
Lo vimos como una oportunidad para poder trabajar de una manera distinta. La pandemia dejó al personal de salud muy agotado y vimos en esto una posibilidad de desempeñarnos de una manera que incorporara a cada trabajador y trabajadora desde la motivación, donde seamos los protagonistas de los cambios y salgamos un poco de ese cansancio en el que todavía estamos por la pandemia. Eso se conjuga con la oportunidad de tener resultados de enfermería mejores. Ya hemos comprobado con nuestros champions (16) que hay una motivación distinta, que hay un compromiso súper importante del equipo, incluso trabajando en sus días libres para cumplir con todas las tareas.
Paula corrobora que, si bien en primera instancia el programa está liderado por un equipo de enfermería, en la segunda, tendrán que incorporar a técnicos, auxiliares, nutricionistas, kinesiólogos, matronas, entre otro/as. “Se buscan resultados distintos, mejores, a partir de una metodología diferente a la que hemos usado hasta ahora”.
¿En qué consiste esa nueva metodología?
Vamos a rehacer los protocolos de calidad, por decirlo de alguna manera, lo cual va a tratar de estandarizar los cuidados de todos los servicios de hospitalización, desde la Urgencia hasta los servicios de UPC; por lo tanto, va a disminuir la variabilidad de cuidados que había, porque ya no va a ser cada servicio el que va a planificar esto, de acuerdo a lo que cada uno pensaba. El equipo de champions va a realizar las modificaciones para todo el establecimiento, pero en base a evidencia científica; por lo tanto, no deberían incorporarse cosas que no están comprobadas o podrían producir algún daño. El estudio de brechas es el que permite hacer el análisis para planificar el futuro.