[OPINIÓN] TECNOLOGÍA Y BUEN MORIR EN PANDEMIA: UNA COMUNIÓN INDISPENSABLE
En medio de esta pandemia, y después de un poco mas de 4 meses de intenso trabajo en el combate al Covid19, las enfermeras y enfermeros de Chile hemos sido testigos cercanos de la muerte de numerosos pacientes en nuestros hospitales. Una muerte especialmente triste, condenada a la soledad.
Las medidas de aislamiento requeridas para evitar la propagación de la enfermedad no permiten el acompañamiento de los pacientes afectados por el virus, por lo que muchos viven sus últimos días de vida aislados, al interior de un hospital y lejos de su entorno familiar y socio-cultural. Sus últimas horas pasan en una unidad de cuidados intensivos, rodeados por integrantes de un equipo de salud que no da tregua para entregar la atención que requieren más de 2 mil pacientes hospitalizados en unidades críticas de la red sanitaria del país.
El aislamiento físico y la imposibilidad del acompañamiento presencial de familiares atentan contra los principios concebidos en el “buen morir de un paciente”. Dicho concepto es variable de una persona a otra, pero de forma general, considera: un buen control de síntomas, un paciente sin dolor, tranquilo, acompañado de seres queridos e idealmente en su hogar, reconciliado con los demás y consigo mismo.
Ayudar al buen morir implica tener la valentía de aproximarnos a la persona, en toda la profundidad que esa acción conlleva, para promover su bienestar físico y psicoemocional y para aliviar sus síntomas. Un acto que nos invita a ser compasivos, a no abandonarlos, a facilitar su acompañamiento y despedida, y a reflexionar antes sobre nuestra propia muerte.
En el actual escenario, donde el número total de fallecidos en el país alcanza a más de 9 mil casos, las enfermeras somos conscientes que el acompañamiento emocional recae en el equipo de salud a cargo del cuidado del paciente. Y es allí donde el acompañamiento virtual a través de video llamadas adquiere un valor incalculable.
Es imperativo que los centros de salud dispongan de los recursos humanos y tecnológicos necesarios para mejorar la escasa comunicación que existe entre familiares con el equipo tratante, ya que esa carencia aumenta el estrés y dificulta el duelo de muchas familias que no tienen la posibilidad de realizar rituales de despedida de su ser querido que fallece con diagnóstico o sospecha de Covid19.
Las conversaciones, aunque sean virtuales, pueden facilitar el duelo, ya que permiten explorar deseos y preferencias, empatizar con el sufrimiento de quien se está muriendo y quienes lo lloran, en el escenario más triste que hoy nos revela el coronavirus: el de la soledad y la incertidumbre.
Rosa María Cabrera
Directora Ejecutiva de FENASENF