UN GRAN DESAFÍO PARA LA ENFERMERÍA: HUMANIZACIÓN Y BUEN TRATO
En los últimos años las enfermeras y enfermeros hemos sido testigos en primera línea de la gran fragilidad que tiene la vida, así como también el sistema en que actualmente ésta se sustenta. Hemos constatado cómo los cambios en la salud de la población han venido acompañados de transformaciones sociales y ambientales que han llevado nuestra existencia a desafíos nunca antes afrontados por esta generación ni por la humanidad.
Siendo pilares en los servicios de salud y en la comunidad, estos desafíos no nos dejan indiferentes, pues tanto los factores ambientales como sociales son determinantes para el bienestar de la población a la que estamos mandatado/as a atender. Es innegable que la disciplina se ha consolidado a través de sus roles convencionales, pero dentro de los mismos, deben surgir nuevas iniciativas pues es en tiempos de cambios profundos, la reflexión lleva a poner en valor aquellos elementos que la rutina ha hecho obviar y olvidar.
El quehacer sume en el tecnicismo automatizado y deja en segundo plano muchas veces el papel de articuladores en el equipo y gestores del sistema de salud, aspectos que trascienden cuando se ejercen de forma humanizada, empática y fundamentada, convirtiendo a un miembro del equipo en el líder de éste.
Ese es nuestro principal desafío, entre muchos: recobrar el liderazgo de la enfermería en los espacios que se han abandonado y fortalecerlo en donde está presente. Para ello la humanización es el camino. Si entendemos por ella que nuestro quehacer está centrado en las personas, podremos interpretar que todas nuestras acciones y servicios deben ser entregados con esta premisa, y entre los distintos usuarios, tanto internos como externos.
Como cuidadores de la salud mandatados por la ley para hacerlo, también debemos asumir esa responsabilidad de cuidar a nuestros equipos. Los estilos de liderazgo, la rigidez de nuestra disciplina, el estrés laboral, las condiciones de trabajo precario, la falta de personal para dar abasto con las necesidades del paciente, los trastornos del sueño derivado de los turnos, la continua presión del entorno clínico, la escasez de insumos, las condiciones de la vida moderna, los factores medioambientales y sociales; son sin duda elementos que confluyen de manera poco afortunada y afectan nuestra salud física y mental.
Si bien gran parte de estas variables aquejan a todos y a veces no es posible modificarlas, si podemos incidir en aquellas que afectan directamente en la forma en enfrentamos estas crisis. El buen trato es un elemento que resulta fundamental para que el dolor se vuelva soportable, pero también para que las largas horas de trabajo resulten menos extenuantes. El liderazgo debe fundarse en el conocimiento, en la actualización, en la investigación, pero también en la humanización.
Cuidar y cuidarnos es responsabilidad de todos y en especial de las enferneras y enfermeros, es el CÓMO lo ejercemos, lo que marca la diferencia. Humanización es el desafío.