LA USURPACIÓN DEL TRABAJO DE ENFERMERAS Y EL REINADO DEL ROL MÉDICO LO PAGARÁN LOS PACIENTES
Actualmente se discute una modificación al Libro V del Código Sanitario, lo que ha generado fuertes debates y reacciones al interior, y entre las organizaciones profesionales y de técnicos en salud del país, ya que se intenta legislar respecto a sus definiciones y ámbitos de acción, en el marco de las prestaciones sanitarias que cada integrante del equipo de salud entrega a las personas.
Si bien la propuesta del Gobierno contiene componentes que pueden ser rescatados, como los que velan por la continuidad de la atención y articulación de los prestadores institucionales en los distintos niveles de atención y un esbozo respecto a la atención primaria de salud; es fundamental enfatizar el ámbito de la promoción de la salud y prevención de enfermedades y lesiones. En este punto es esencial involucrar e integrar a todo el equipo de salud hacia un objetivo específico: mejorar la calidad de vida y salud de todas las personas, pero de la mano de un sistema educacional que promueva educación para la salud como parte de los planes de formación. Algo que no hoy existe.
Llama la atención como el colectivo médico se adjudica el área de las “indicaciones de acciones de promoción y prevención”, en un intento por tomar el control de un ámbito que es propio de la Enfermería y se aleja de su ethos profesional, que es el curar mediante el diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Y llama la atención porque es precisamente en este nivel donde se debe abordar a cada persona como un ser integral, biosicosocial, y no bajo la mirada patológica que se centra en la enfermedad, que es la que abordan médicos y médicas.
La legislación debe dar cuenta de la realidad y en ese sentido, desde 1997, Enfermería tiene definido claramente su espacio de acción: la gestión del cuidado, la cual es garante de la atención y asistencia que se otorgan en todos los sistemas sanitarios, brindando altos estándares de calidad y seguridad. Esto no es teoría. Se refleja concretamente en los indicadores que arroja la acreditación de calidad de los centros asistenciales, los cuales son indispensables para que éstos brinden prestaciones ligadas a las garantías explícitas en salud (AUGE).
Es lamentable que el Gobierno de Chile y otros grupos parlamentarios promuevan una modificación al Libro V del Código Sanitario, considerando el actual período de la pandemia como “crítico en lo sanitario”, y considerando que esta situación continuará siendo grave, al momento de dar respuesta a los requerimientos de atención en otras morbilidades que se vieron disminuidas en sus flujos de atención, también a consecuencia de la pandemia.
No podemos aceptar que se exponga a los miembros del equipo de salud, en un escenario en que cada grupo profesional y técnico de salud se vea conflictuado por disconformidad en sus campos de acción o por superposiciones de roles profesionales, como está ocurriendo ahora con los colegios profesionales de enfermeras, de técnicos en salud, de matronas y de tecnólogos médicos. Esto no sólo vulnera a todo el sistema de salud, sino que lo vuelve peligroso, ya que el descontento decanta en movilizaciones y protestas que ya se están generando y que a futuro podrían agudizar la emergencia sanitaria, por ejemplo, por causa del ausentismo; cuyos costos pagarán quienes son nuestra máxima preocupación: las personas, sus familias, la comunidad.
Rechazamos todo intento de desprofesionalizar la atención en salud, ya que mermará su calidad y seguridad, al privar al sistema y a pacientes, del trabajo único que realizan enfermeras y enfermeros. Rechazamos los intentos de usurpación de roles que históricamente han sido propios de la Enfermería, tal como lo establece la ley. Menos aceptamos la hegemonía médica que quiere imponer el Ministerio de Salud y el Gobierno, ya que el objetivo NO es la supremacía de una profesión, sino la salud y bienestar de todas y todos.
Omar Solís Gómez
Director de Desarrollo Estratégico
FENASENF